Aprendí a ser un animal nocturno, a reír cuando quería llorar, a salir de casa sin pensar en volver o no.
Sin querer me hice de piedra, sin saberlo, empecé a morir por dentro, maté a mi alma de hambre.
Si pudiera para el tiempo, sabotear al silencio, mandar en mí...
Y que no quiero querer y volver a ser presa otra vez, pender de un hilo, de unas manos resbaladizas, no, eso ya no lo quiero.
Caer, volver a caer, y levantarme en silencio sola, una vez mas, sin lagrimas, ya no quedan lagrimas.
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